Intel confirmó este jueves que sus próximos procesadores llegan con cambios de diseño en 2018 con el fin de impedir la explotación del fallo Spectre. De acuerdo con el fabricante, la nueva generación de las CPU Xeon (Cascade Lake) y la octava generación de CPUs – que aún serán lanzadas (ya existen procesadores de octava generación en el mercado) – tendrán un rediseño.
La novedad debe evitar que los criminales usen mecanismos de procesamiento del chip para robar información de los usuarios. En cuanto a la vulnerabilidad Meltdown, la empresa informó que las correcciones continúan siendo desarrolladas vía software y liberadas por actualizaciones de sistema operativo.
El rediseño de Intel busca particionar el procesador para ofrecer nuevas capas de protección contra el fallo Spectre, que es más grave desde el punto de vista del hardware. La idea es crear barreras para impedir que un programa malintencionado obtenga información trabajada por la CPU.
Las Spectre y Meltdown son dos fallos graves de seguridad que afectan a los procesadores de varias marcas y tipos. Los descubrimientos en 2017 por expertos de Google, ambos fueron revelados al público en enero de 2018.
La vulnerabilidad explora un recurso del procesador que «adivina» cuáles serán las próximas instrucciones de un programa en ejecución. Con el código malicioso, Spectre consigue espiar el trabajo de la CPU de forma especulativa. En este proceso, pueden existir actitudes triviales, como cerrar una ventana inofensiva, hasta tareas mucho más serias, como sus contraseñas y credenciales bancarias.
Las modificaciones de Intel deben impedir que los malwares exploren la capa de procesamiento especulativo para robar información sensible de los usuarios. Además de anunciar las correcciones para los nuevos productos, el fabricante refuerza que ya ha liberado actualizaciones de microcódigo y paquetes de reparación para todos los procesadores lanzados en los últimos cinco años.